El juguete entre dos fuegos ¿Cómo afecta la guerra comercial de China y Estados Unidos a la industria del juguete en Latinoamérica?
El mundo ha sido testigo de la agudización de la guerra comercial entre China y Estados Unidos, un enfrentamiento que entre tiras y aflojas va durando poco más de un año y de la que ya se comienzan a sentir los efectos de las decisiones de ambos gigantes comerciales en varios sectores económicos e industriales del mundo, y es precisamente la industria del juguete en los Estados Unidos una de las más afectadas y preocupadas por el enfrentamiento.
Aunque el tono de las comunicaciones bajó a uno más conciliador el pasado fin de semana, una serie de hechos recientes obligan a ver el asunto con mucha prudencia, sobre todo después de que el aumento del 25% en los aranceles a las importaciones Chinas en los Estados Unidos comenzó a ser efectivo. Otro hecho poco esperanzador fue el tuit del presidente Trump ordenando a las “grandes compañías estadounidenses a buscar inmediatamente una alternativa a China, incluyendo traer sus compañías a casa y hacer sus productos en USA”(sic).
A pesar de que la tendencia de la industria juguetera en años previos al conflicto ha sido buscar territorios alternos como la India y Vietnam para la fabricación de sus juguetes, China sigue siendo la mayor plaza de fabricación y lo será al menos por los próximos 10 años, es por eso que la guerra comercial pone en peligro inmediato el normal abastecimiento de los juguetes y el precio de los mismos en los Estados Unidos. La aceleración en el proceso de transición a otros territorios se puede considerar una medida de contingencia pero no todas las empresas puede darse ese lujo, al respecto, Brian Goldner, CEO de Hasbro, declaró en una reciente entrevista a la cadena CNBC, que la multinacional aspira a llegar al 2020 fabricando sólo el 50% de su producción en China en lo que calificó como un “cambio positivo para la empresa”; aun así, también reconoció que de aplicarse las nueva tarifas la compañía no tendrá más remedio que trasladar el mayor costo a los consumidores.
La preocupación es tal que The Toy Association, la asociación de empresas jugueteras de los Estados Unidos, realizó a principios del año una campaña con la esperanza de hacer cambiar de parecer a la administración estadounidense sobre los aranceles a las importaciones chinas, según la asociación, tales impuestos afectarían directamente a los consumidores en forma de precios más altos y disponibilidad reducida. Pero todo fue en vano, no solo se aplicaron los aranceles del 25% sino que Donald Trump, molesto por la decisión de Pekín de tomar represalias sobre los productos estadounidenses, amenazó con incrementar los impuestos a todas las importaciones chinas del 25% al 30%, dicha disposición entraría en vigencia el próximo 1 de octubre.
La respuesta de los minoristas estadounidenses ha sido tratar de minimizar el impacto importando todo lo que puedan antes de que entre en vigencia el nuevo arancel, lo que aseguraría stock para la próxima campaña navideña, lo que venga después aún es incierto.
Los efectos de la guerra en Latinoamérica
Pero, ¿Cómo afecta esta guerra comercial al mercado juguetero Latinoamericano? ¿Los canales de distribución de juguetes de marca están asegurados? ¿Subirán también los precios? ¿Es una oportunidad para la industria local?
Para tener una idea a más clara buscamos la opinión de 2 expertos en la materia, Daniel Dimare, director de Marketing de la emblemática empresa argentina, Juguetes Rasti y editor de la revista especializada Juguetes y Negocios; y Martín Perticone, director de Continental Toy Group, representantes de varias empresas jugueteras asiáticas y europeas en Latinoamérica.
Para Daniel, algunos juguetes de multinacionales como Mattel y Hasbro sí podrían sufrir un incremento en los precios en la región “Sus juguetes o partes de ellos son fabricados en China pero terminados en USA y re exportados a Latinoamérica, dichos productos se verán afectados con un incremento de precios por los nuevos aranceles“
Además plantea una situación sobre el proceso de mudanza de las plantas de fabricación a otros países y que también influiría en el aumento de los precios “los costos iniciales de este cambio también traerán incrementos en los precios por los costos de apertura de nuevas fábricas, implementación de nuevos sistemas de control de calidad, aprendizaje etc… muchas fábricas chinas de juguetes generales, inicialmente liquidarán sus stocks a precios baratos para el resto del mundo. Otras, en el mediano plazo se orientarán a fabricar para otros rubros o, incluso, cerrarán, lo que reduciría la oferta de juguetes elaborados en China y un incremento de sus precios”
Sin embargo esta situación abriría un abanico de oportunidades para la industria local de la región “A los incrementos de precios que se vendrían, y sumado las devaluaciones del tipo de cambio en países de Latinoamérica, considero que habrá oportunidades para que las industrias de juguetes de calidad y diseño locales podamos ser aún más competitivas y exportar a la región”.
Por otra parte Martín Perticone es un poco más optimista en cuanto al desenlace del choque comercial “Creo que las implicancias de esta guerra comercial se dan mucho más a un nivel macro que micro, pero uno de los mayores riesgos es un dólar más caro. Esto se ve muy marcadamente en economías como las de Argentina y Brasil, que conviven con devaluaciones mensuales que están debilitando mucho al sector. De todas maneras estoy convencido que esta guerra comercial no durará mucho y las relaciones entre ambos países volverá a la normalidad en menos de 2 años”.
Sobre el papel que podría jugar la industria juguetera local coincidió que la situación podría convertirse en una buena oportunidad para ella “Claramente ante un dólar mucho más caro, la industria local puede sacar partido. Las importaciones bajarán debido a un dólar menos competitivo y la producción local siempre es una gran alternativa a la falta de productos diferenciados…está claro que nunca podremos igualar el nivel de producción, calidad y especialización de ciertos productos chinos, pero hay muy buenas fábricas en Argentina, Brasil y México que están haciendo las cosas muy bien hace muchos años”.
La situación actual es poco clara y cada día llegan noticias que parecen inclinar la balanza a favor de uno u otro, por el momento aún está pendiente una nueva ronda de conversaciones entre ambos gigantes, en lo que algunos consideran una última oportunidad para poner fin a esta guerra de desgaste. Estaremos pendientes de lo que suceda en el campo de batalla.