Garbage Pail Kids: De parodia grotesca a reflejo cultural de los años 80
En 1985, The Topps Company, INC., empresa estadounidense que fabrica tarjetas y otros artículos coleccionables, lanzó al mercado una novedosa e inusual serie de tarjetas denominada Garbage Pail Kids, o La Pandilla Basura en España y América Latina. Diseñados como una parodia de las populares muñecas Cabbage Patch Kids, las tarjetas mostraban personajes caricaturescos con deformidades extremas o en situaciones macabras, nombres basados en juegos de palabras y un estilo visual que desafiaba las normas establecidas, ciertamente ocultaban una ácida critica social entre humor irreverente y una estética grotesca.
La idea nació como un experimento creativo de los artistas visuales Art Spiegelman, Mark Newgarden y John Pound, quienes capturaron la irreverencia de los movimientos contraculturales de los años 70 y 80 y aunque se crearon con el mero fin de entretener, se convirtieron rápidamente en un fenómeno de la cultura pop, sentando nuevas bases en la industria del coleccionismo.
Impacto cultural y controversias
El atractivo de Garbage Pail Kids radicaba en su capacidad para satirizar lo convencional y aprovecharse de la enorme popularidad de una línea de muñecas que se convirtieron también en todo un fenómeno cultural y de ventas, Cabbage Patch Kids o Repollitos como fueron conocidos en Latinoamérica. Mientras los Repollito, promovían sentimientos como la ternura, Garbage Pail Kids ofrecía una contranarrativa: personajes con cicatrices y situaciones repulsivas, que se burlaban de la perfección infantil idealizada. Este contraste fascinó a los niños, quienes encontraron en estas tarjetas una forma de rebelión ante las normas impuestas.
Sin embargo, no todos compartieron el entusiasmo. En muchas escuelas, las tarjetas fueron prohibidas debido a su contenido considerado inapropiado. Padres y educadores de diversas partes del mundo criticaron las imágenes por fomentar comportamientos violentos o antisociales, valgan verdades muchas de ellas eran absolutamente repulsivas incluso para los estándares actuales. Esto no frenó su popularidad, en todo caso la aumentó al darle ese aire furtivo y siguieron circulando de una manera casi clandestina en las escuelas y los barrios.
La controversia generada alcanzaró su punto máximo cuando Topps fue demandada por Coleco, empresa detrás de Cabbage Patch Kids, lo que obligó a modificar el diseño de los personajes de los cromos para que no se parecieran a los adorables Repollitos, aunque si lograron mantener el nombre que también era una clara alusión a las muñecas. El hecho marcó el declive de su popularidad y poco a poco fueron quedando en el olvido.
La popularidad de Garbage Pail Kids no se entiende sin el contexto cultural de los años 80, una década marcada por una estética que abrazaba lo extremo. En medio de la llamada “Guerra fría” y el temor permanente a que en cualquier momento alguien “apretara el botón”, prosperó el cine de terror gore, la música heavy metal, y los videojuegos que glorificaban la violencia y lo grotesco. Garbage Pail Kids solamente representó esta tendencia en el mundo del coleccionismo, desafiando la línea entre el entretenimiento y lo perturbador.
El fracaso de Garbage Pail Kids más allá de las tarjetas
El fenómeno de Garbage Pail Kids no logró replicarse exitosamente en otras ramas de la industria del entretenimiento, enfrentando múltiples fracasos en sus intentos de expansión.
Su incursión en la pantalla grande, por ejemplo, fue un desastre. La película de 1987 resultó un rotundo fracaso, tanto crítica como comercialmente. Por su parte, la serie animada, concebida para capitalizar la popularidad de las tarjetas, jamás llegó a transmitirse en los Estados Unidos. Este descalabro puede atribuirse, en parte, a la tardanza en explorar estos formatos: los años 80 estaban llegando a su fin, y con ellos, los gustos de los jóvenes evolucionaban hacia nuevas formas de entretenimiento, dejando atrás propuestas consideradas demasiadas transgresoras o polémicas.
El fracaso en los medios audiovisuales también afectó sus posibilidades de expansión hacia otros formatos, como los juguetes. Aunque las tarjetas gozaban de popularidad entre los niños, Garbage Pail Kids no encajaba con los estándares de la industria juguetera de la época. Mientras productos como He-Man , My Little Pony o Transformers promovían valores de heroísmo, fantasía e inocencia, los personajes de Garbage Pail Kids ofrecían una propuesta irreverente y grotesca, chocando con las expectativas culturales y sociales de lo que debía representar un juguete infantil.
En los años 80, la compra de un juguete dependía en gran medida de la aprobación de los padres, quienes evitaban adquirir productos que consideraban inapropiados o perjudiciales para el desarrollo de sus hijos. A diferencia de épocas más recientes, en ese entonces los niños no tenían el poder de decisión sobre las compras, lo que limitó aún más sus oportunidades en este mercado.
Por último, el principal obstáculo fue de orden legal. La demanda por infracción de marca registrada interpuesta por Coleco, que mencionamos líneas atrás, frenó cualquier intento de lanzar figuras de acción o muñecos ya que habría reavivado el conflicto legal que se había solucionado de manera extrajudicial.
El regreso del gusto nostálgico y una nueva oportunidad
Hoy en día, la estética de los años 80 resurge en el fenómeno de los kidults, adultos que buscan consumir productos nostálgicos. Este público le ha dado una nueva oportunidad a Garbage Pail Kids,
Empresas y marcas como Funko, Super Impulse, Super7, Monopoly y The Loyal Subjects han lanzado figuras o ediciones especiales basadas en estos personajes clásicos y son llamativas las noticias sobre sus colaboraciones con franquicias clásicas como Madballs y otras más recientes como la WWF y la serie Stranger Things. El mercado de los videojuego también le ha abierto los brazos recientemente, en el 2019 incursionaron en este mundo con su propio título Garbage Pail Kids: The game juego gratuito para sistema Android y en el 2022 vió la luz Garbage Pail Kids: Mad Mike & the Quest for Stale Gum, juego para consolas que captura el espiritu de los años 80. Este resurgimiento no solo responde a la nostalgia, sino también a un reconocimiento del valor cultural de lo que antes fue considerado “baja cultura”.
En retrospectiva, los Garbage no solo parodió a las muñecas de su tiempo, sino que capturó las ansiedades y contradicciones de una generación. Representó un reflejo de la rebelión juvenil contra lo establecido, su simpatía por lo undreground y la capacidad del arte de confrontar los límites del buen gusto, dejando una huella duradera en la cultura popular.